una iniciativa de Editora Educación Emergente en colaboración con cuidadorxs alrededor del archipiélago

Un árbol, dicen, es un libro abierto, un hálito de vida.
Los mejores libros aspiran a ofrecer versiones siempre inacabadas del árbol de la vida.
Pero es del árbol que proviene el papel palpado en cada libro. Por eso, un libro jamás será un árbol, pero debe, aunque sea con mínimos gestos, intentar reciprocarle.
En medio de la espantosa crisis climática global, y de sus agudas manifestaciones en esta colonia nuestra, y junto a cuidadores de los árboles, de la tierra, de las semillas, de las islas, de la vida, Editora Educación Emergente se compromete, en un pequeño esfuerzo de reforestación, a sembrar un árbol endémico o nativo puertorriqueño por cada título que publique a partir de este anuncio.
Les cuidadorxs en nuestro registro se comprometen, a su vez, a acompañar la vida del o los árboles a su cargo, que llevarán el nombre del libro que representan. EEE se compromete, también, a compartir con sus comunidades lectoras documentación a futuro del crecimiento de cada árbol-libro.
¡Gracias por apostar a la vida!
Si tú o tu organización quiere unirse a nuestro registro de cuidadorxs, escribe a Beatriz Llenín Figueroa a beatriz.llenin@editoraemergente.com
#LiberaTuLectura
PRIMERO: El Jobo x Los ojos de Juan Pantaleón
Finca Tres Caminos, barrio Bateyes, Mayagüez
“Después dicen que otros, habiendo ido a pescar, fueron presos por el Sol, y se convirtieron en árboles que ellos llaman jobos […]” –Fray Ramón Pané, Relación acerca de las antigüedades de los indios
En la lluviosa mañana otoñal del 4 de noviembre de 2022, sembramos en la Finca Tres Caminos, ubicada en el barrio Bateyes de Mayagüez, el primer árbol como parte de nuestra iniciativa 1 árbol x 1 libro. Desde entonces, la roja, densa tierra de arcilla en el campo mayagüezano acoge con amor y lombrices el Jobo que sembramos en honor al relato Los ojos de Juan Pantaleón, escrito e ilustrado por el artista puertorriqueño Rafael Trelles. El propio Trelles escogió el Jobo, recordándonos su potencia ancestral en la región antillana.
Sandra y Toño, agricultorxs y cuidadorxs de la Finca Tres Caminos, recibieron el Jobo con canela, cal, composta, guano y cáscaras de huevo trituradas. Nuestras manos e intenciones completaron la siembra. El Jobo de Juan Pantaleón y de su madre, Martina de Luna Alvarado, comienza su viaje. Crece. Vive. Alberga secretos de futuro.







SEGUNDO: La Ceiba x El otro camino: la historia de un pequeño ñu
Finca Nido, barrio Bauta Arriba, Orocovis
“La ceiba, como la palma real, es el árbol más característico de la Isla [se refiere a Cuba] y el árbol sagrado por excelencia. […] Prueba de ello [es] que los elementos desencadenados la respetan: no la abate, no la desgaja el huracán más fiero, no la fulmina el rayo. […] ¿Talar una ceiba? ¡Qué atrocidad! La ceiba ni se corta ni se quema. […] ‘La ceiba es un santo: Iroko.’ […] Mi centenaria amiga matancera, Addié, todas las mañanas se encomendaba a la ceiba, ‘porque para vivir hay que contar con el favor de la madre ceiba todopoderosa’.” –Lydia Cabrera, El Monte (149-50)
En el último día del año 2022, Odette y Jaime sembraron en la Finca Nido, ubicada en el barrio Bauta Arriba en Orocovis, el segundo árbol, La Ceiba, como parte de nuestra iniciativa 1 árbol x 1 libro. Dedicaron La Ceiba a Iné, cría recién nacida, diciendo: “Una Ceiba como espacio perenne que nos teje de generación en generación, que a sus pies guarda tu placenta y en su sombra cobijará un espacio donde podrás escaparte y encontrarte.”
Desde entonces, la tierra ombligo de nuestro archipiélago acoge con amor y lombrices La Ceiba sembrada en honor al relato para niñes de todas las edades El otro camino: la historia de un pequeño ñu, de la escritora costarricense Ileana Contreras Castro e ilustrado por el artista Álvaro Borrasé.
Odette y Jaime escogieron La Ceiba, nativa de nuestra región centro y antillano-americana, de la que también emerge El otro camino. Además de ser el árbol nacional de Guatemala, en toda la región se considera sagrada a la ceiba a partir del conocimiento ancestral maya, que bien entendía sus majestuosas ramas en dirección a los cuatro puntos cardinales como sostén del universo. Nuestra afrocaribeñidad comparte la misma convicción, la misma devoción, como consigna Lydia Cabrera en su clásico estudio de 1954, El Monte. Así, La Ceiba del ñu Werevu comienza con él su viaje “hacia otra dirección,” aquella de quienes “nos hicimos preguntas y por eso debimos abandonar nuestras manadas.” La Ceiba crece. Vive. Alberga secretos de futuro.





